Celulitis

La celulitis puede aparecer también en los hombres, aunque de manera muchísimo menos frecuente. Pero la piel masculina al ser más gruesa no deja apreciar tan fácilmente la llamada “piel de naranja”.

¿Y qué contribuye a su aparición?

Pues la vida sedentaria, el consumo de alcohol, el consumo de tabaco, la mala alimentación, el uso de ropa ajustada, …

Por ello nuestro consejo profesional a la hora de tratarla y/o prevenirla no debe centrarse únicamente en aplicar de forma tópica un producto o en tomar un nutricosmético, sino que debe ser un consejo integral que incluya todos los aspectos que la favorecen.

Dieta saludable:

Variada y rica en verduras y frutas, baja en sal para evitar la retención de líquidos y preferiblemente muy baja en grasas no saludables.

Ingesta adecuada de agua:

Al estar la celulitis muy relacionada con la acumulación de toxinas es muy importante asegurar un buen aporte de líquidos que permitan eliminar dichas toxinas.

Beber al menos 1.5l de agua al día o infusiones. Ayuda a eliminar toxinas.

Ejercicio Físico:

La actividad física la recomendamos en todos o casi todos los casos, pero si lo que quieres es deshacerte de la celulitis, tendremos que insistirte en que es imprescindible.

Realizar ejercicio aeróbico, evitar el sedentarismo. Realizar actividad física al menos 2h y media a la semana y siempre más de 30 minutos en cada sesión. Los ejercicios más recomendables son: correr, natación, bailar y bicicleta, ya que aceleran el metabolismo, mejoran el tono muscular y activan la circulación sanguínea por lo que mejoran la celulitis. También hacer series de abdominales, tijeras o bicicleta-suelo.

Evitar el estrés ya que se producen cambios hormonales y se libera cortisol que predispone a cambios hormonales subcutáneos, los métodos de relajación favorecen la mejora de la celulitis. Un organismo estresado es más probable que retenga sustancias tóxicas, aumente radicales libres y acelere el envejecimiento, por lo que aumenta la flacidez y facilita la aparición de celulitis. Procurar dormir al menos 8 horas al día y que el sueño sea reparador para garantizar el correcto funcionamiento de los mecanismos nocturnos fisiológicos.