La vitamina A es precursor del ácido retinoico, una sustancia orgánica que actúa como regulador de la diferenciación celular de la piel.
La vitamina A, estimula la síntesis de colágeno e inhibe su degradación mediante la inhibición de la enzima colagenasa. El colágeno es el responsable de rellenar los espacios intercelulares y, por tanto, mantiene la turgencia de la piel.
El ácido retinoico estimula también la producción de células nuevas en las capas internas de la piel y acelera el desprendimiento de las células muertas de las capas superficiales, lo cual le confiere un importante papel en la cicatrización de heridas y en el control de enfermedades de la piel como la dermatitis o el eritema.
También se utiliza en la cura de los daños que produce la exposición excesiva al sol y el tratamiento de las alteraciones en la pigmentación, dado que la vitamina A regula la proliferación y movilidad de los melanocitos, que son las células encargadas de producir melanina, el principal pigmento de la piel.