El camino se inició por Albert DUCRAY, hijo de dermatólogo, cuando constata que la oferta de los champús en los salones de peluquería es mediocre. En aquella época, los champús están « fabricados » a partir de polvo de jabón que hay que disolver en el agua en el momento del lavado. Son alcalinos, hacen perder el brillo al cabello y lo estropean. Albert DUCRAY creó los primeros champús dermo-cosméticos, y lanzó su comercialización bajo la marca los Lik’ SAVONS. Pensando en término « de indicaciones », imagina champús a base de extracto de camomilla de Alsacia para los cabellos rubios, de extracto de panamá (cabellos grasos), al huevo (cabellos normales), o de alquitrán de hulla. A la calidad de estos nuevos productos « especializados » se añade la originalidad del modo de empleo. Los champús listos para su uso acaban de nacer y la « dermo-cosmética » puede empezar a desarrollarse.